Hay quien ha ganado un Mundial y se cree el mejor

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Este post podría estar dedicado a muchos factores que han determinado que Holanda haya vapuleado a la selección española en el primer partido del Mundial. Daría para escribir un par de libros comentar todo lo que se ha hecho mal, ya no solo en el partido, sino en la convocatoria y en las decisiones que se han ido sucediendo durante el mismo: el riguroso nivel de un Iker Casillas que no llega rodado a una cita de tales magnitudes, el estado físico de un Gerard Piqué que no es ni la sombra de su sombra, el asombroso cambio repentino de un Sergio Ramos que ya tenía que ganar el Balón de Oro por decreto al marcar tres goles en dos partidos y al que se le ha olvidado que un defensa lo primero que tiene que hacer es defender, o el por qué Xavi Hernández -que ha dado todo y más a esta selección-, ha jugado 90 minutos cuando hasta un niño se da cuenta que quita más que suma ahora mismo. E incluso se podría dudar del nivel físico de alguno de los titulares hoy, lejos de la media para poder rendir en un Mundial o los rigurosos cambios que ha realizado el seleccionador salmantino durante el encuentro.

Podría, sin duda, hablar del partidazo espectacular que se ha marcado Holanda. Desde lo táctico, sabiendo cuándo y cómo presionar, hasta en lo estético, tocando y lanzando contras mortales cuando la separación entre los centrales españoles invitaba a pensar en un matrimonio de conveniencia más que en una pareja sólida. Han sido 5, pero podrían haber sido 9. Y esa es la lectura que se debe sacar de este partido, en cuanto a lo futbolístico. ¿Se cree en esta selección? Por supuesto que sí. Pero que hayan ganado tiempo atrás no implica que necesariamente no se puedan generar debates y críticas ante una hecatombe de tales magnitudes.

Pero no, no vengo a escribir sobre esto. Vengo a escribir sobre algo más allá que trasciende el mero deporte y se inyecta en nuestros oídos mediante voces que se cuelan por nuestras pantallas y que salen de los micrófonos de quienes tienen la suerte de estar cubriendo un Mundial como periodistas. Y, oye, ya que tienen la gran fortuna de estar haciendo lo que muchos otros soñamos, lo mínimo que se les debería pedir es que lo hagan bien.

Esta cura de humildad va por ellos y por nadie más. Se me ocurrió un juego ingenioso durante el partido -ya que lo visto no daba para otra cosa-, en el que, cada vez que los compañeros con voz y micro -que cada uno ponga sus nombres- añadiesen a una frase aleatoria «somos campeones del mundo» tuviésemos que beber un chupito de alcohol. Oigan, el que saliese airoso tiene una resistencia de acero.

No se puede estar retransmitiendo un partido de fútbol al ritmo de «ya sólo nos quedan seis partidos y medio para volver a ser campeones», «que nos metan los que quieran, prefiero haber ganado en la final que en un partido así», «que se prepare Brasil en Octavos«, cuando hace 8 años, España era la última mierda que cagó Pilatos en competiciones como estas.

No me alegro por la derrota de la selección. Ahí hay jugadores que me representan y que me caen simpáticos, por lo que quiero que ganen. Pero ha sido una plena satisfacción ver como las voces de los vendeflautas se iban apagando poco a poco hasta reducirse al simple: «que pite ya y vamos a pensar en Chile«. Ha sido un goce en lo personal. Una cura de humildad que cada vez se repite más. Porque sí, ya están diciendo que Brasil nos tiene pánico cuando, hace un año, en ese mismo lugar, España salió espoleada por 3-0 en un encuentro en el que, como hoy, les han pasado por encima.

Esos, además, te dicen que ahora no se puede dudar de la selección. Que muchos esperan con el hacha y que no se puede criticar a España. Sí, ellos. Los que quisieron echar a Luis Aragonés (Q.E.P.D.) del cargo con titulares, noticias y reprimendas repugnantes y vomitivas. Los que, más tarde, tuvieron que tragar y predicar con un sistema de juego que implantó el hombre que más bocas ha callado en este país. Un juego irrepetible e inigualable, por cierto. ¿Se imaginan las portadas de mañana si en el banquillo está el ogro Don Luis que se cargó al ídolo Raúl? Sí, se las imaginan. Exactamente igual que yo. Pero los que se veían en la final y se vuelven al hotel con un 1-5 en el bote, ahora te dicen que no critiques, serás mal aficionado.

Me alegra la derrota por ellos. Y porque sé que veo capaces a estos jugadores de revertir la situación -crítica-. Pero joder, basta ya. Si no vas a decir algo mejor que el silencio, lo mejor es que te calles. O que te cierren el micrófono. Que ya lo dijo Scolari: «Hay quien ha ganado un Mundial y se cree el mejor. Imaginad nosotros que hemos ganado cinco». Pues eso. Que el fútbol no lo inventó España. Toca remar.

Imagen del Twitter: @LordBazingga

Imagen del Twitter: @LordBazingga

– Foto portada: Marca

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