A todos, a lo largo de nuestra vida, nos llega el momento en el que nos tenemos que hacer a un lado. Quizás porque el cometido que realizábamos ya no nos da las mismas alegrías, porque nuestra capacitación para ello se ha visto reducida o, simplemente, porque ha aparecido alguien mejor que nosotros. No nos podemos asustar por ello, es ley de vida.
Pero, a parte de eso, una vez que llega nuestro momento, hay que saber decir adiós, pero sobre todo, estar preparado para decirlo. Y eso es, probablemente, lo que está pasando con la Selección Española de fútbol. Un grupo de jugadores que nos ha dado infinitas alegrías a todos los que amamos este deporte, pero que está pidiendo a gritos auxilio.
Tras los dobles fiascos y, por qué no decirlo, humillaciones sufridas en la Copa Confederaciones y en el Mundial de Brasil, algunos de los jugadores más ilustres del combinado nacional decidieron hacerse a un lado, sabedores de que su mejor momento había pasado. Los Villa, Xavi o Alonso decidieron dejar entrar a gente nueva, con el objetivo de que la selección se siguiese retroalimentando de las ganas y la ilusión de los jóvenes. Pero no todos han seguido el mismo camino.
Del Bosque
El seleccionador nacional, valga de base, es un magnífico entrenador que ha sido capaz de ganar los máximos trofeos a los que ha podido aspirar en su carrera en los banquillos. Además de ser un hombre con temple, educado y concienzudo con las ideas que rondan su mente. Eso nadie lo puede poner en duda. Como nadie puede dudar de que su etapa como seleccionador tuvo que terminar en la Eurocopa de 2012.
Tras ganar la final ante Italia, Vicente del Bosque tuvo ante sí la oportunidad de irse como el mejor seleccionador de la historia de España a nivel de títulos: ganar Mundial y Eurocopa consecutivas. No lo hizo. Quiso más. Exprimió la herencia que dejó Luis Aragonés en el combinado nacional (algo nada fácil) hasta su último jugo. Y entonces la nada. No supo darle continuidad.
Iker Casillas
Mientras, Iker Casillas, criticado durante más de dos años en la que es su casa, el Santiago Bernabéu, sigue creyendo o pensando que, por ser quien fue, el puesto en la portería de la selección le tiene asegurado. El mejor portero de la historia de España y uno de los mejores del mundo, ha pasado de vivir de sus paradas a vivir de su pasado. Y eso, en fútbol, es el principio del fin.
No habrá otro como él. Igual que no habrá otro Xavi, otro Villa u otro Luis Aragonés. Pero el ciclo futbolístico tiene estas cosas. Y el de Móstoles no las está sabiendo encajar como debería. Tras él viene una hornada maravillosa de porteros nacionales. La mejor de la historia de la selección española, probablemente. Pero se ha empecinado en continuar en el que considera su sitio, aunque resulte evidente su decadencia en todos los aspectos que en un portero son importantes.
No han sabido decir adiós a tiempo. Y lo estamos pagando todos, inclusive ellos. Pudieron irse como héroes, y se irán como villanos. Aunque con el tiempo, imagino, sólo perdurará lo bueno.
– IMAGEN: THE GUARDIAN
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