Divide y vencerás

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Cámaras de televisión enfocando a las gradas, afición más pendiente de silbar algún cántico que viniese del Fondo Sur que de mirar al terreno de juego. Chasquidos de pipas silenciados con momentáneos azotes de animación que acababan perdiéndose en el eco del río Manzanares. Los que dicen vivir y morir por el Atleti, hoy han decidido dejar en paños menores a los suyos, en una medida de autosilenciamiento y predicación de quién sabe qué hacia quién sabe quién. Atleti somos nosotros decían unos. Otros silbaban, Si no nos queréis no cantéis nuestras canciones decían unos. Otros silbaban. Entre medias de tanta inoperancia y guerra interna, el equipo perdía en casa año y medio después. Pero a nadie le importaba el resultado, porque nadie miraban hacia el campo.

Siempre se dice que para entender lo que a una persona le pasa, lo mejor es ponerse en su pellejo. Eso quiero tratar de hacer. Camaleónicamente quiero meterme en la doble visión de lo que hoy ha acontecido en la Ribera del Manzanares. El aficionado que, de buenas a primeras ha decidido que ese Fondo no le representa, y el seguidor de ese Fondo que, también de buenas a primeras ha decidido que el Atleti son ellos y nadie más.

Resulta extraño y de una poca memoria alucinante cómo gran parte del aficionado del Vicente Calderón ha decidido no saber nada del Fondo Sur. De esos cuyas canciones han tratado de entonar sin éxito. De esos que copan sus fondos de pantalla en sus teléfonos móviles. De esos a los que, durante tantos y tantos años, han seguido rítmicamente para llevar en volandas a los jugadores. Han perdido una ocasión de mantenerse unidos. De ser todos uno por el bien del Atlético de Madrid. Han caído en la trampa mediática. Han mordido el anzuelo y se han dejado atrapar de forma sorprendentemente fácil. Mientras ellos silbaban al Fondo del que tanto han presumido siempre, a la entrada de su Estadio se cacheaba hasta a niños de 10 años. Las cámaras de televisión les enfocaban para mañana salir en primer plana silenciando a un Fondo o insultando a un rival. Han pasado a ser carnaza fácil de quienes han constituido una ruptura dentro de una afición que tenía fácil solución. Han caído de lleno en lo que mañana se titulará «división en el Atlético». Y eso solo va a afectar al escudo que todos llevaban esta noche en el pecho.

Pero también resulta extraño como un Fondo se ha llevado las manos a la cabeza ante esta situación. Que el Frente Atlético no es un grupo ultra lleno de asesinos y violentos y resulta demasiado obvio para todo aquel que quiera ahondar un poco en la cuestión y no se deje amedrentar por la ración de estramonio (Rubén Uría dixit) que se suministran desde ciertos medios de (in)comunicación. Pero también, y como ya he dicho, han perdido una gran oportunidad de desvincularse de la muerte de DOS personas a manos de otros que, durante muchos años, han compartido butaca con ellos. Les han echado, y bien echados están. Cabría recordarles, visto lo visto, que aunque ellos vivan en una realidad paralela, no son el Atlético de Madrid. Son parte del Atlético de Madrid. Como cada uno de los 55.000 sentados en el Estadio. Como los millones que ven o escuchan el partido desde sus casas. Como esos a los que no les ha quedado más remedio que no poder saber de su Atleti algún día. No son el Atleti. Están muy equivocados. Sí pueden ser la voz de un Estadio, pero con límites. Si el Frente Atlético está asociado a violencia o dos asesinatos, no está de más que un club que quiere su imagen limpia se desvincule de ese nombre. No pasa absolutamente nada. El Fondo Sur no ha muerto. Porque no se animaba con una pancarta y cuatro bufandas. Se anima con la garganta. Aunque se llamen el Frente Pocoyó. Si el Atlético de Madrid ha cambiado de nombre durante toda su historia, ¿por qué no lo van a hacer ellos?

Lo vivido hoy en el Calderón ha sido un juego por ver quién la tenía más grande. Los que piensan que sin ellos el Atleti no es nada, a la derecha. Los que piensan que sin el Fondo Sur el Calderón seguirá siendo una olla a presión, a la izquierda. Como bien dice Iñako Díaz Guerra, espero que este esperpento de Guerra Civil dure unos cuantos partidos, antes de que todo vuelva a la calma. Pero no caigamos en el error de tirar piedras contra nuestro propio tejado. Los enemigos están fuera, no dentro. Que unos no caigan en el error de demonizar a un sector, y que otros no caigan en el error de pensar que son los reyes. No cojan el queso aunque tengan alma de ratones. Desde ciertos lugares están consiguiendo su objetivo. Divide y vencerás. Y de momento están ganando. Levantad la bufanda y cantad todos juntos para dar la vuelta al partido.

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