Dicen los vendedores de humo, que Diego Pablo Simeone mandó un mensaje (o pullita) a Mario Mandzukic el pasado fin de semana. Vamos a formar el cuerpo de este escrito determinando que llevan razón (y pueden llevarla), y que Simeone se equivocó tratando de hacer ver al croata que en el Atlético de Madrid se necesita a gente que sepa que no es más importante que el grupo. Bien, empecemos.
Hablo de equivocación del argentino porque, de dirigirse ese mensaje a Mandzukic, lo único que está consiguiendo es servir en bandeja de plata una polémica que perjudique, más de lo que puede beneficiar, al equipo. Si es eso lo que piensa y quiere una reacción del croata, ponerlo en el disparadero, o dar a entender que le pone en el disparadero, no sé si será la mejor manera. Ahora bien, cuidado.
¿Querer una reacción de Mandzukic? ¿Acaso conocen a algún delantero centro de la Liga con el despliegue físico tan fuera de su área de influencia como el del croata? ¿Ven a las afamadas y exitosas BBC o MSN realizando tales sacrificios para el equipo? ¿Recuerdan la última imagen de Karim Benzema o Leo Messi robando un balón en su propio área tras bajar 80 metros corriendo? Si lo recuerdan, estarán equivocados. Porque no son Messi o Benzema. Es Mandzukic.
Dicen los que tratan de vender apatía del croata en el Sánchez Pizjuán que corrió dos kilómetros en los 15 minutos que jugó. Sólo dos kilómetros, dicen. Lo que multiplicado a 90 minutos reglamentarios darían doce. ¡Doce! Dicen los indocumentados que se notó apatía en el 9 rojiblanco al saltar al campo del Sevilla. Como si la mejor opción para el Atlético era que su jugador más tarjeteado en Liga metiese revoluciones de más para recibir una amonestación que le haría perderse el próximo partido de Liga. Sí, el próximo. Ante un rival que le puede arrebatar la tercera posición del campeonato. Sí, el Valencia. Un equipo ante el que, en el momento en el que Mario saltó al terreno de juego, ya se sabía que no podría jugar Griezmann. ¡Qué osadía!
Pero vendían, además, que Mario Mandzukic se cabreó por no ser de la partida en un partido tan importante como era el del Pizjuán. ¡Se cabreó! Y tratan de venderlo como una ofensa para la afición. ¡Un jugador cabreándose por no jugar! ¡En el Atlético queremos jugadores conformistas que quieran sentarse en el banquillo mientras se lo llevan muerto! ¡Por favor!
Y lo mejor de todo. Lo mejor, de verdad, es que quisieron compararlo con las ganas con las que salió Fernando Torres al campo. Un futbolista del que propios y extraños llevan años cachondeándose. Un jugador que aún no ha podido marcar un tanto en Liga y no ha podido gozar de muchas oportunidades para ello. Un hombre que… ¡no estaba a una amarilla de perderse el duelo ante el Valencia!
¿Qué quieren? Se lo digo de verdad. ¿Qué quieren? Si Mandzukic es intenso, es un futbolista sucio y dañino. Si Mandzukic se controla, es un hombre sin intensidad y sin ganas de jugar. Si un futbolista se cabrea por quedarse en el banquillo, falta el respeto a sus compañeros. Si un futbolista no se queja, no ama a su profesión. ¿Qué es lo que pasa? Yo lo sé muy bien. Y ellos también. Pero, ¿saben lo que es peor? Que si el mensaje de Simeone está mandado realmente a Mandzukic, el que ha originado todo esto ha sido el argentino. Eso, y que algunos encima tragan y escupen hacia el croata. Y bastante fácil lo tienen algunos para comer, como para encima masticarles la comida.
PD: Perdón por ese titular tan tendencioso. Pero en ocasiones el lado oscuro de mi «profesión» se adueña también de mí. No somos nadie.