Sí, después de Vetusta Morla tenía que venir Mikel Izal. No es ninguna sorpresa para todo aquel que me conozca. A mucha gente, aunque no haya escuchado nada de este grupo en su vida, le sonará esta canción. El estribillo forma parte de «nomepreguntesqué» anuncio de televisión, por lo que el sonido debería resultar alarmantemente conocido.

¿Por qué, con la cantidad de buenas canciones que tiene este grupo, he escogido esta? Una de sus canciones más conocidas. Pues, como en la anterior publicación, porque sí. Porque me da la gana. Los hay que piensan que las canciones están hechas con un único significado. Puede que eso sea así para aquellas canciones o cantantes dirigidos por multinacionales, y que se dedican a ponerle voz a cuatro frases de amor muy maquilladas. Pero para mí la música buena, la de verdad, tiene más vertientes. Significados que te afloran dependiendo de en qué momento de tu vida escuches la canción, de tu estado de ánimo o de vivencias pasadas o presentes que afloran con el paso del minutado. Y esta canción tiene un poco de eso.

Me gusta, sobre todo, el mensaje positivo. «Pánico práctico». Estamos empeñados en que el pánico o el miedo llevan connotaciones negativas. Y debemos ver siempre el lado bueno de las cosas (gran película, por cierto), en la medida que sea posible. El miedo, muchas veces tiende a ser irracional, irreal. Una construcción en nuestro interior que nos hermetiza y nos crea una barrera que nos perjudica más de lo que, en teoría, nos ayuda. Se pueden tener pánico a muchas cosas. Todas ellas, como una evolución del pasado que nos ha ido construyendo en el presente. Un falso ‘yo’ marcado por el miedo, nunca por la realidad.

«De revolcarme en el lodo, sacando brillo del polvo ..
desmaquillando de mi cara esta molesta sensación».

Cojamos eso que nos aterra y démosle la vuelta. Convirtámoslo en algo bueno. Algo que nos ayude a mejorar y a ver la vida blanca y no negra. Convirtamos el pánico en algo práctico. Dejemos de vivir la vida a la defensiva y vayamos al ataque. Estamos aquí de paso, y arrepentirse de lo que no hemos hecho, por miedo, es la peor de las sensaciones. Creedme. En esta asignatura tengo un máster.