No quiero extenderme mucho en esto. Me parece ridículo, la verdad, pero como es mi web y vuelco en ella lo que me place, allá voy. Que sí, que las opiniones son como los culos, cada uno tenemos el nuestro. Diferente al de muchos, parecido al de otros. Pero nuestro, al fin y al cabo. No nos lo pueden quitar. Un culo es un culo. Está pegado a nosotros como la nariz, una oreja o nuestras ideas. También son nuestras. Bueno, mis ideas son mías. No son tuyas, ni suyas, ni nuestras, son mías.
Últimamente, desde que el F.C. Barcelona inventase el fútbol (aunque se llevase jugando desde hace más de un siglo), parece que lo que opinan unos pocos deja de ser «su culo» para convertirse «en el culo de todos». En la verdad absoluta. En la panacea. Al fútbol hay que jugar como dictan ellos. Debes dar trescientos toques de balón, hacer cuatro caños, tirar seis paredes y forzar un par de sombreros. ¡Qué bonito! ¡Qué espectáculo! Miren, no.
No quiero engañar a nadie. Nunca lo pretendo. El juego de este Barcelona, como el de Pep Guardiola, me gusta. Tocan como nadie, juegan como nadie y hacen cosas que soy incapaz de hacer en una videoconsola. Aunque eso igual es culpa mía. Soy un negado a la hora de hacer regates en el FIFA. Me lío con los botones. Lo mío es más simple. El caso, que me voy del tema. Me gusta como juegan. Y me gustaría que el Atlético de Madrid pudiese jugar así. Pero vamos a ser realistas. Por jugadores, presupuesto e idiosincrasia, no se puede. Mira tú, Gabi lo explicaba muy clarito. «El Atleti no tiene a Messi». Ahí está el tema. Pero tampoco tiene a Luis Suárez, Neymar, Iniesta o Arda Turan. A éste último sí le tenía, pero prefirió irse a jugar minutos basura a Disney Landia.
El tema radica en que el fútbol es un deporte abierto. En su definición no pone que se deba jugar de una determinada manera para ganar. No. Es más sencilla. Debes introducir un balón más que tu rival para ganarle, y debes sumar más puntos que nadie para ganar un título. Punto. No tiene más. No es tan complicado. Me niego a que ciertos eruditos se las den de superiores por tener la suerte de reunir a las mejores estrellas del fútbol mundial y puedan jugar un fútbol vistoso. Me niego a que todo el mundo se encargue de desprestigiar al Atlético de Madrid porque no juega como ellos quieren que juegue. Porque juega mal. Oigan, si tan mal juegan los rojiblancos hínqueles el diente. Marquen más goles que ellos. Háganlo. Que el fútbol es así de fácil. ¿No?
Pero no. El fútbol actual ha radicado en quejas. Por todo. De todo. Porque unos defienden muy bien y no se les marca gol. No saben jugar. Porque unos juegan de cine y tiran de repertorio. Se ríen del rival. Mira, que no. Según mi culo, lo de Messi en el penalti contra el Celta no es una sobrada. Es un recurso. Como lo son los triples desde 9 metros de Curry, las faltas por debajo de la barrera de Ronaldinho o los regates imposibles de Ricardinho en fútbol sala (aquí sí que todos aplauden, no les toca de lleno). El fútbol es así. No podemos catalogarlo como algo cerrado. No podemos construir muros y no dejar que nada nuevo florezca. No. Si Neymar quiere hacer un sombrero, que lo haga. Y si al que lo hace le quiere coger la matrícula, que lo haga también. Que esto es un deporte donde cada uno mira por sus intereses.
Cansa ya lo de dictar la manera en la que enfocar al fútbol. Si tú no haces lo que yo hago, lo que tú haces está mal. No. No ha sido así nunca. Y nunca lo será. La Champions la ha ganado el Barça de Guardiola, el Milán de Sacchi, el Porto de Mourinho o el Chelsea de Di Matteo. Diferentes formas de ver fútbol, pero todas con el mismo objetivo: ganar. Porque para eso se juega al fútbol, para ganar. Y los que se quejan del fútbol del Atlético de Simeone lo hacen por eso, porque gana. Porque si el Atleti estuviese octavo, poco les importaría cómo juega o deja de jugar. Cuestión de molestar, supongo. Porque en el fútbol de hoy, ya molesta todo. Y es una pena.
PD: Al final me extendí. No tengo remedio.