Fernando Torres está bien expulsado. Porque todos sabemos que, en Liga de Campeones, el criterio arbitral es inflexible en e acciones de ese tipo. Y léase como «ese tipo» a derribos claros, tras llegar tarde, en zonas intrascendentes del terreno de juego, que no provocan daño al rival. Aunque pareciese que a Sergio Busquets acabase de atropellarle un tren. Dos faltas así, dos amarillas. Así es el criterio del alemán. Ya que, dos minutos después, una falta similar de Busquets se quedara sin castigo. Normal. Era la primera. Por mucho que el chulo de Simeone se desgañitase en la banda pidiendo justicia. Iluso.
Antes de eso, fútbol. El Atlético estaba siendo mejor, estaba mejor plantado y llegó lo que tenía que llegar: gol de Torres en el minuto 25. En el 27, el señor colegiado ya estaba llamando la atención a Oblak por tardar en sacar de puerta. Típico en Champions, amenazar con amonestar por perder tiempo cuando sólo quedaban 65 minutos. El alemán estaba nervioso. Pero sigamos.
Luis Suárez está muy bien sobre el terreno de juego. Como el propio criterio arbitral made in UEFA dicta, la primera agresión no será contabilizada si el rival respira o sigue en pie. Iluso Juanfran también, que minutos antes veía como expulsaban a uno de los suyos, por quedarse de pie. ¿Iluso? No. Hombre. Futbolista.
Tras el descanso, exhibición de Luis Suárez. Gol, agresión, gol. El hombre del partido. Una agresión que sí fue vista por los colegiados. Que pararon el partido al ver a Filipe Luis en el suelo. Juez de área mediante, que lo vio todo, el señor alemán decidió sacar tarjeta amarilla a Luis. Correcto. Segunda agresión, amarilla. De manual. Fernando Torres debía estar sonriendo mientras veía todo lo que acontecía en el partido. Seguro que sí.
Pero el criterio arbitral tan maravilloso, continuó. Amarilla a Sergio Busquets con show del señor colegiado. «Se la saco por ser la segunda que hace usted». Diga que sí. Así lo dictamina la UEFA. Amarilla en la segunda falta que hizo, como a Fernando, que también le sacó amarilla en la segunda que hizo. Y en la primera. Y se la hubiese sacado en la tercera. Los atléticos se quejan de vicio.
Así transcurrió todo el partido. Con un criterio arbitrario, que no arbitral, sublime. Cortas contra, amarilla. Cortas contra, nada. Patada por detrás, amarilla. Patada por detrás, nada. Y las caras de los jugadores que vestían de amarillo dictaminaban que eran ellos los que estaban siendo atracados. Han adquirido una habilidad sublime en esas lides.
Fernando Torres estuvo bien expulsado. Como bien no expulsado estuvo Suárez. Como bien expulsado estuvo Arda la temporada pasada en el Bernabéu. Como bien expulsado estuvo Petr Crouch hace cinco años en la Castellana por dos acciones iguales, en el MINUTO 15. Mismo criterio, mismo árbitro. ¿Quejas? ¿Quejas de qué? Pero si hicieron a ambos equipos jugar con la segunda equipación. Qué más quieren. ¿No querían los del Atleti jugar Champions League? Aquí la tienen. Que lloran por llorar. Este Atleti es indigno ante la majestuosidad del juego blaugrana. Tienen lo que se merecen. Aunque algunos se empeñen en que hay que hablar de fútbol, no se puede. Porque el fútbol se rompió en el minuto 40. Lo demás fue comparsa y vergüenza. Aunque, para los de siempre, el señor colegiado estuviese perfecto
Chimpun!