Nadie, ni los más Torristas, ni la persona más creyente del mundo, podrían imaginarse que esto iba a suceder. No porque Fernando fuese incapaz, o por tener un alma derrotista. Es algo mucho más simple. Torres, tras aquella lesión de rodilla «mal curada» para asistir al Mundial de 2010, nunca volvió a ser el mismo. Nunca. Perdió gancho, fuerza, velocidad, y eso le hizo entrar en una barrena mental de la que, por fin, ha salido. Pero tampoco podemos obviar la edad. Ya son 32 años. No son 25. Todo cuenta. Precisamente por eso, y porque hace meses parecía que Fer estaba dando sus últimas vueltas al ruedo de la Liga, todo lo que le está sucediendo ahora, por increíble, alegra más. Sobre todo a los que, aún a sabiendas de su bajo rendimiento, nunca dejaron de creer en él. No eran muchos.

Diez goles lleva esta temporada. No son muchos. Pero el 9, salvo su primer año en Liverpool, nunca ha sido de marcar muchos goles. Sí de hacer los importantes. El último, el 0-1 en San Mamés que valía más que tres puntos: seguir colgado a una Liga que sería histórica y heroica a partes iguales. Antes, el gol del Camp Nou con el que sus compañeros creyeron y al que se agarraron para pasar la eliminatoria. Antes, dos penaltis decisivos en dos tandas decisivas para hacer al Atlético pasar a cuartos de sendas Champions League. Antes, el 2-2 en Levante y el 0-1 en Villarreal que bien costaron el tercer puesto de la Liga. Y, ¿después? Ay, después… No quiero ni pensarlo… Aunque imagino que Fernando tendrá muchas ganas a San Siro… Sshhhhh….

Ahora, con esta corriente de un Torres que parece que nos ha transportado a 2008, estando en 2016, ha surgido de nuevo un movimiento muy característico cada vez que un delantero está en racha. #TorresSelección. Y, viendo el ínfimo nivel del resto de competidores (Aduriz al margen y haciendo invisibles el señor Del Bosque a Lucas y Borja), la realidad es muy clara. Marca más y cada menos tiempo que los Alcácer, Morata o Diego Costa. ¿Merece ir? Por supuesto. Ya ha llegado a ser convocado por menos. Ya ha llevado el señor seleccionador a otros compañeros por menos. Conoce el vestuario, es un veterano contrastado y siempre está en su cita al gol el primero (repasen las finales de las últimas dos Eurocopas). No sería descabellado y tampoco sorprendente.

Ahora bien, y aquí radica el quid de todo esto. ¿Quiero yo que Fernando vaya a la Selección? No. ¿Por qué? Por mí, por él y por el resto de España. Por mí, porque soy un egoísta. Le quiero haciendo la pretemporada en Los Ángeles de San Rafael, a las órdenes del Profe Ortega. Cogiendo tono físico desde el principio. Y me diréis, ¡pero si aún no se sabe si va a continuar! Conociendo a Simeone, lo hará. Algo fuera de todo eso me sorprendería y mucho. Por él, porque se libraría del ruido. Sé que es un profesional y suficientemente adulto para que eso nunca le llegue a afectar. Pero todos sabemos lo que sucedería cada vez que jugase Fernando, hacia quién irían las culpas, las bromas y los tonos jocosos. Ha pasado con él, con Diego Costa, con Juanfran, con Luis Aragonés… Unan términos, qué tendrán en común estas cuatro personas…. Y por el resto de España, que va unido a la anterior. Somos un país que siempre busca culpables, y siempre los busca mal (consulten resultados de las últimas elecciones). La convocatoria de Torres sería ponerle en el disparadero de forma innecesaria. Y más después de lo dolido que está por no haber recibido llamada alguna de nadie de la Federación tras su última aparición. No se merecen a Fernando.

Así que yo digo Torres Selección NO. Que piense única y exclusivamente en el Atlético, en seguir marcando goles de rojiblanco y en ganar un título como miembro de esta plantilla histórica. No se me ocurre nadie que lo merezca más que él. Es nuestro 9, ya no es el 9 de España. Con los años, no les quedará más remedio que recordar sus gestas vestido de rojo. No han sido pocas. Aunque la memoria en este país sea tan pasajera como el pestañeo.