Suena el despertador. Son las 8 de la mañana, no falla el tío. Me taladra la cabeza y me hace levantarme a apagarle si no quiero pegarme un tiro en la sien. Sí, soy de los que deja lejos el despertador para obligarse a ponerse en pie. Si no no hay manera, de verdad. Hoy ha vuelto a sonar. Pero me he despertado como si nada. Y con un pensamiento en la cabeza que me ronda desde hace ya tiempo… «¿Cómo será despertarse siendo campeón de Europa?» Estoy obsesionado.
Desayuno un café con leche en mi taza del Atleti. Está ya descolorida y vieja. Pero Coño, es mi taza del Atleti. Dejadme en paz. Me visto y voy a comprar el pan. Camino por la acera como si fuese un niño pequeño. No puedo pisar las baldosas blancas. Eso es fuego, el infierno, se me cae el pie si eso pasa. Estos días blanca ni la leche. Por cuestión de respeto. En la panadería, mi vecino me pregunta qué me pareció la final de Copa del Rey entre el Barcelona y el Sevilla. Apenas vi el partido. La prórroga me pilló en un tren y tenía mejores cosas que hacer. Diez millones de audiencia tuvo Telecinco con el partido, y yo no fui uno de ellos. De hecho, el tiempo que lo estuve viendo, estaba más pendiente de dónde se jugaba. Del Vicente Calderón. Ese estadio precioso, que nos lo quitan, que lo quieren derribar. Veía cómo desentonaban esas dos aficiones allí, aunque la sevillista hizo algún mérito en una noche de animación para olvidar. Y, entonces, caí en la cuenta. A mí no me gusta el fútbol, o no me gusta tanto como pensaba. A mí, me gusta el Atlético de Madrid.
Eso antes no me pasaba. Yo era un amante del fútbol. Me sentaba en mi casa un sábado o un domingo por la tarde y no me sacaba nadie de allí. Premier League, Serie A, partidos de primera división, el Madrid, el Barça… Estaba a todo. Este año, si el Atleti jugaba a las 4 del sábado, a las 6 era libre el resto del fin de semana. Imagino que esto será culpa de Simeone. Quizás, antes, ver más partidos era una válvula de escape a los ridículos y los despropósitos en rojo y blanco. He conectado de tal manera con el Atlético de Madrid y le han atacado tanto, que para mí el fútbol es esto.
Y, joder, desde que el Atleti está en la final de la Champions, no pudo dejar de pensar en otra cosa. La Liga nos despistó una semana. Pero no somos tontos, lo importante se jugaba en Milán. Otra vez contra ellos. Contra el malo malísimo. Esos que parece que nunca están pero siempre aparecen. Y, vaya, que no de miedo decirlo, porque se lo han ganado: el Atlético es mejor equipo que el Real Madrid. Con todo lo que engloba la palabra equipo. No debe asustar reconocerlo. Es sano. Y además, en poco se parecerá esta final a la de Lisboa. Todos llegan en perfectas condiciones físicas y se está trabajando pensando únicamente en ella desde hace tres semanas. Bueno, nada se parece salvo una cosa: ellos. No me voy a morir por reconocerlo. No les tengo miedo, pero sí respeto. Ese escudo blanco ya lo ha hecho muchas veces.
Los días se pasan eternos. Despacio. No terminan. Me hablan y asiento, pero mi mente está en otra parte. Debo tenerlo todo bajo control. Nada puede fallar. Cuando el Atlético ganó la Europa League al Athletic, empecé a beber cerveza en Atocha, a las 12 de la mañana. Cuando se ganó al Real Madrid la Copa, llevaba una bufanda de Simeone, y cuando se empató en el Camp Nou, tenía puesta la camiseta de Diego Costa. Y narices, todos esos partidos los vi en el mismo bar, en el mismo sitio de ese jodido bar. Y en Lisboa fallé. No es tan difícil, ¿no? Repetiré todo, como si fuese el jodido día de la marmota, para que el día sea exactamente igual que aquellas veces, y la noche sea la primera del resto de nuestras vidas. Aunque os digo una cosa, si el Atlético vuelve con la Copa de Europa, podría acabarse el fútbol para siempre, o yo, el 29 de mayo podría morir a gusto, que moriría siendo el hombre más feliz de la tierra.
PD: Cuidado, una baldosa blanca. No vayamos a liarla ahora.
Grandioso artículo!¡¡!
Grandioso artículo. Has definido punto por punto todo lo que me pasa. Este puñetero Atleti y el genio del Cholo Simeone han conseguido hermanarnos casi con telepatía.
Que grande eres imanol,hablas a traves de todos los corazones atleticos
Ufff….los pelos como escarpias….palabra por palabra, coma por coma, no se puede expresar mejor. Hace unos años me hubiera visto la final de la copa del rey cómo consuelo a nuestra vida A.C. (antes del Cholo, hijo de Dios en la tierra). Ahora me da igual, como si es la final de la Interplanetas, si no juega el atleti no existe. Me gusta el ATLETI, y el fútbol… solo si juega el ATLETI. ¡¡Grande Imanol!!