«Not Penny’s Boat». Los amantes de la serie Lost recordarán esta icónica frase y se les pondrá una sonrisa de nostalgia en el rostro. Una de las mejores escenas de una de las mejores series nunca creadas. Charlie Pace hablaba con Penny en la estación submarina de El Espejo sobre el barco que se aproximaba a ellos. Ella no sabía de qué le hablaba y Charlie descubre que es todo una trampa y que un peligro les acecha. Una granada explota y Charlie se encierra para salvar a Desmond, muriendo ahogado. Antes, le lanza el mensaje: «Not Penny’s Boat.
Pues bien, Charlie Pace es Diego Costa.
Que todo lo que está sucediendo con el hispanobrasileño es una maquinaria interna para hacerle quedar como el malo de la película y, así, su venta no cause tanto revuelo y resquemor, es tan evidente que me enfada que aún haya gente, más de treinta años de Gilismo después, que esto no lo vea.
Primero fue Clemente Villaverde, que deshizo la defensa de Koke y Simeone a su compañero tras el pitido final en el Camp Nou. Después fue Enrique Cerezo, que públicamente dejó desnudo a su jugador. Y, por último, el propio club, pasándole cuentas por esos ocho partidos sancionándole. Régimen interno de club, perfecto. Pero los tuyos deben estar por encima de cualquiera. Más de alguien como Gil Manzano. Claro, qué van a saber ellos de defender a los suyos, si llevan tres décadas riéndose de ellos.
Con la maquinaria en funcionamiento, existen dos opciones. Creerla y dar la espalda a Diego Costa o cerrar filas con un jugador que se ha partido la cara por las rayas rojas y blancas hasta las últimas consecuencias. Unirse a un jugador que, con lo bueno y con lo malo, representa a los aficionados que llenan el Metropolitano. Al menos los representa bastante más que el binomio Gil Marín y Cerezo.
Diego Pablo Simeone lo tiene claro, sus compañeros lo tienen claro y yo, por supuesto, lo tengo clarísimo. Esto no es el barco de Penny, pero sí es el barco de Diego Costa. Y yo estoy a bordo hasta las últimas consecuencias. Se vaya o se quede.
«Cuando uno de mis amigos se crea enemigos, yo los convierto en mis enemigos».
El Padrino.