Aquellos que me conocen bien saben lo que me gusta escribir sobre el Atlético de Madrid. Aquellos que también me conocen saben, claro, que si no escribo es porque algo me pasa. Y está claro que algo me pasa últimamente, porque no me apetece, lo más mínimo, el ponerme delante de un teclado a divagar en rojiblanco. Y eso se debe a una razón por encima del resto: pereza.
Me da auténtica pereza la situación social que está viviendo el Atleti. La constante comparación entre unos y otros y los extremos tan alejados. Siempre me lo han dicho, ningún extremo es bueno. Salvo Futre. Él era dios.
Y ahora mismo el Atlético de Madrid se divide entre los que aprovechan cualquier ocasión para menospreciar a gente como Simeone, Koke o Saúl; y los incapaces de hacer autocrítica y ver que algo no está yendo bien en este principio de temporada. Entre medias, los sensatos. Pero son pocos y hacen bastante menos ruido.
La realidad del equipo rojiblanco es tan simple de entender, que ya me está entrando el hastío mientras tecleo. Es un equipo nuevo. Y tan cierto es que llevamos varios años observando como Simeone no está dotando al equipo de un sistema definido, ni un plan convincente, como cierto es que tiene un equipo completamente diferente.
Ha perdido a tres jugadores capitales como Lucas y Rodrigo Hernández y a un futbolista que marcaba las diferencias como Antoine Griezmann. Sí el francés pudo ser muchas cosas, pero desatascaba partidos y te marcaba 20 goles al año. También se han marchado dos hombres con poder dentro del vestuario, como Godín o Juanfran. No hay equipo en el mundo que, en dos meses, pueda hacer funcionar a una alineación nueva. Ni Real Madrid, ni Barcelona, que apenas han cambiado piezas, están teniendo un inicio de liga espectacular.
Porque hay otra realidad en todo esto de la que nadie está hablando. A pesar del mal inicio de Liga del Atleti, está a solo tres puntos del líder, el Barça. Tan solo ha recibido cinco goles en nueve jornadas. Y, además, en su grupo de Champions League está bien situado con cuatro puntos de seis.
Podemos hablar de la falta de gol, de la claridad en ataque o de que jugadores como Joao Felix o Diego Costa andan desaparecidos. Pero esto se contesta simplemente con tiempo. Porque lo hay. Porque tan difícil es pasar una temporada con la sensación de que se ha acabado un ciclo dentro del vestuario, como empezar la siguiente con gente nueva. El que no tenga paciencia para entender algo tan simple en el deporte, se seguirá presentando al Metropolitano a silbar a Simeone o a Koke, o a salir diez minutos antes del final para comerse el micrófono Chiringuitero de turno.
A mí las dos únicas cosas que me quedan claras de este inicio de temporada son:
- Qué pereza me dais.
- Qué daño hizo el 7-3 al Real Madrid en pretemporada.