No todos los días son fiesta

«No todos los días son fiesta». No sabría definir un número exacto de veces que he escuchado esta frase a lo largo de mi vida. Hoy la digo yo. Porque pinta de cine para hablar del Atlético de Madrid. Si un alienígena bajó a la tierra y vio el 6-1 del pasado sábado, que coja asiento porque le vamos a explicar que eso no es siempre así. Más bien casi nunca es así.

No está de más recordar que, en el cien por cien de los casos, cuando sales a disputar un partido hay un rival en frente. Y el Atlético de Madrid tenía a uno muy bien trabajado. El Huesca de Michel, con sus evidentes limitaciones por presupuesto, supo muy bien cómo frenar al Atleti. Básicamente se juntaron, cerraron espacios y no dejaron correr a los rojiblancos. Así pasó la primera parte, sin pena ni gloria.

Una primera parte que también nos recordó que Vitolo cobra seis millones de euros. Seis. Con sus seis ceros. Uno detrás de otro. Desde el 1 hasta el 6.000.000. Su fichaje fue ilusionarte y la realidad ha sido descorazonadora. Es un extraordinario futbolista que, parece, ha decidido ser, simplemente, un extraordinario millonario. Una verdadera pena.

Otro que tampoco se enteró mucho fue Thomas Partey.  A pesar de que su segunda parte fue, al menos, decente, su partido distó mucho de ser de un futbolista que vale 50 millones. De lo que estoy seguro es que si había aficionados del Arsenal viendo el partido del ghanés, igual se piensan un poco lo de dar el coñazo por redes sociales para fichar al centrocampista.

Porque sí, no todos los días son fiesta, aunque el canario y el ghanés lleven tiempo pensando que sí. Marcos Llorente lo intentó, pero nos está empezando a dejar ver que su poderío es muy superior cuando sale con el rival cansado. También lo hizo Suárez, más desaparecido ante un equipo replegadísimo y ordenado, pero que tuvo la victoria en una asistencia majestuosa de Joao, precisamente el más participativo. No tuvo la inspiración divina de la última jornada, pero el portugués no dejó de intentarlo y, de haberse ganado el partido, las culpas recaerían en las espaldas del chaval. Eso se le pide, no esconderse. No lo hizo.

El Atleti volverá a Madrid con un punto. Lo hará sabiendo que no todos los días son fiesta. Y también que Koke, siempre Koke, se nota más cuando no está. Tarde o temprano algunos lo entenderán.

Hace unos años, un genio de los banquillos como Manolo Preciado dijo lo siguiente: «Ni antes éramos el Bayer Leverkusen ni ahora somos la última mierda que cagó Pilatos». 

 

PD: De la camiseta mejor no hablamos…

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