Un golpe de realidad

Este viernes 2 de octubre comenzaban las restricciones de movilidad (entrada y salida) en zonas de la Comunidad de Madrid. Lo que nadie dijo a los futbolistas del Atlético de Madrid es que ellos sí podían ir a jugar su partido ante el Villarreal. La primera parte fue el resumen claro de todos los males endémicos que tiene este equipo.

Sin la aparición destacada del Joao Félix o el Carrasco de turno, el equipo se estanca cuando tiene enfrente a un rival que se planta bien en defensa. Hoy en día no eres nadie en el fútbol si tu circulación de balón es lenta e intrascendente y si tus compañeros piden el balón al pie en vez de al espacio. Estos son los encuentros que sirven de ejemplo para tomar en valor a tener un buen balón parado. Este Atleti no lo tiene. Que no os engañen en las retransmisiones. Los de Simeone llevan un lustro sin ser determinantes en saques de esquina o lanzamientos de falta. Y, eso, resta puntos a final de año.

Y si hablamos de restar, hay algo que me da especialmente rabia, y es el nivel que actualmente tiene Saúl Ñíguez. Quizás necesite unos partidos en la banca, que le hagan tirar de memoria para recordar el futbolista diferencial que era. Pero ahora mismo no hay nada de ese jugador. Impreciso, lento y con excesivas conducciones de balón, no está siendo una solución y sí un problema cada vez que la toca.

A todos estos problemas, se le sumó lo único que faltaba: la enajenación de Simeone con los cambios. Puntualmente, el Cholo toma una serie de decisiones  en partidos atascados que hacen que, unánimemente, todo el mundo se eche las manos a la cabeza. Inexplicablemente, suelen salir bien. No fue el día. Sentó a Luis Suárez con 0-0. También a Koke, manteniendo a un Saúl desacertadísimo. Puso la guinda soltando al ruedo a Héctor Herrera y sentando a un desaparecido Joao Félix. No salió bien.

La realidad, por tanto, golpeó al aficionado atlético. La goleada al Granada fue un espejismo. Ante dos rivales exageradamente replegados (llamativo esto de un equipo como el Villarreal), el Atleti sigue atascándose de cara a gol. Maneja, manda y toca, pero en el último cuarto se le apaga la luz.

Es pronto, pero en tres jornadas van ya dos empates. Dieciséis fueron la temporada pasada. No debería volver a suceder algo así. Pero cualquier entrenador con dos dedos de frente, preparará sus partidos ante los rojiblancos como Michel o Emery. Eso será un problema… Al menos mientras no se le busque solución. Porque hoy no existe la excusa de la falta de gol. El cuadro de Simeone terminó con cero tiros a puerta. Indecente jugando en casa.

 

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